Brindar Apoyo a las Mentes Jóvenes: Por qué la Intervención Temprana y la Resiliencia son Importantes
Desde mi rol de psiquiatra de niños y adolescentes, he tenido el privilegio de acompañar a las familias durante algunos de sus momentos más vulnerables. Por lo general, tendemos a pensar que la niñez es un momento de nuestras vidas en el que no existen preocupaciones, el cual se convierte en un periodo lleno de estrés y ansiedad una vez que entramos en la adultez. Sin embargo, este no es el caso y hay algo que queda claro: la salud mental es tan importante como la salud física, algo que es especialmente cierto en los niños. La Semana de Concientización sobre la Salud Mental Pediátrica es una oportunidad para reflexionar acerca de las distintas maneras en que podemos brindar apoyo a las personas jóvenes y de sortear los obstáculos que les impiden prosperar.
Por qué es Importante la Intervención Temprana
Los niños expresan sus dificultades emocionales de distintas maneras que los adultos. Un niño en edad prescolar podría mostrar angustia a través de rabietas o disrupciones del sueño, mientras que un adolescente podría retraerse, perder interés en las actividades que realiza o tener dificultades en el desempeño escolar. Es posible que se pregunte “¿mi hijo tiene estrés o depresión?” Estos comportamientos no siempre son “solo una etapa”. También pueden ser signos de ansiedad, depresión, problemas de atención, trauma u otras preocupaciones que merecen atenderse.
La intervención temprana proporciona a los niños la mejor oportunidad de éxito. Al igual que no retrasaríamos el tratamiento de una enfermedad física, no deberíamos esperar para abordar los síntomas emocionales o conductuales. La detección y el tratamiento precoz de las necesidades de salud mental pueden ayudar a prevenir problemas más graves en el futuro y dar a los niños las herramientas que necesitan para afrontar los altibajos de la vida.
Desarrollar la Resiliencia Frente al Estrés Crónico
Los niños de hoy se enfrentan a muchos factores de estrés, desde la presión académica a la inestabilidad familiar, las redes sociales y, a veces, incluso traumas comunitarios o raciales. Cuando el estrés se vuelve crónico, puede afectar al desarrollo y al bienestar emocional del niño. Pero hay esperanza: la resiliencia se puede fomentar.
Tener resiliencia no significa que el estrés se evitará por completo, sino que servirá de ayuda a los niños para adaptarse, recuperarse y crecer. Se trata de desarrollar la capacidad de recuperarse más fácilmente después de un acontecimiento estresante.
Esto incluye lo siguiente:
- Crear rutinas predecibles y entornos seguros.
- Fomentar relaciones sólidas y de apoyo con adultos afectuosos y de confianza.
- Enseñar habilidades de afrontamiento como la atención plena, la resolución de problemas y la expresión emocional.
- Dejar espacio para cometer errores y aprender de ellos.
- Los adultos modelan adecuadamente cómo manejar los retos y muestran que todos nos enfrentamos a momentos difíciles.
Los niños resilientes están mejor preparados para afrontar los retos de la vida, y esas habilidades los acompañan hasta la edad adulta.
Romper el Estigma en Torno a la Salud Mental
Desafortunadamente, el estigma sigue impidiendo a muchas familias buscar la ayuda que su hijo puede necesitar. La salud mental es salud, y punto. Ningún niño o padre debe sentirse avergonzado por pedir ayuda. Buscar terapia o una evaluación es un signo de fortaleza, no de debilidad, una señal de que está dando prioridad a las necesidades de su hijo y de su familia. Hablar abiertamente sobre las emociones, modelar el autocuidado y fomentar las preguntas sobre salud mental puede ayudar a normalizar estas conversaciones en casa, en las escuelas y en las comunidades.
Cuándo Buscar Ayuda
Puede ser el momento de acudir a un profesional si nota que su hijo:
- Está constantemente triste, irritable o retraído.
- Muestra un descenso repentino en el rendimiento escolar.
- Tiene dificultades para dormir, comer o concentrarse.
- Expresa frecuentes preocupaciones, miedos o molestias físicas sin causa médica.
- Deja de participar en actividades que antes disfrutaba.
- Habla de sentirse desesperanzado o menciona autolesiones o pensamientos de suicidio.
Empiece por el pediatra o el orientador escolar. Los psiquiatras, psicólogos y terapeutas infantiles pueden realizar evaluaciones exhaustivas y orientarle hacia las opciones de tratamiento adecuadas. Cuanto antes intervengamos, mejores serán los resultados.
Todos los niños merecen la oportunidad de convertirse en adultos sanos y seguros de sí mismos. Ese camino comienza apoyando su salud mental desde el principio. Durante esta Semana de Concienciación sobre la Salud Mental Infantil, trabajemos juntos para promover la intervención temprana, fomentar la resiliencia, luchar contra el estigma y recordarles a las familias: No están solos y hay ayuda disponible.